sábado, 7 de septiembre de 2013

El amor es el mismo.

Bisexual, lesbiana o gay.

A fin de cuentas es amor y da igual que sea entre personas del mismo sexo.
El amor no se mide por si eres hombre o mujer, sino por qué sientes por la otra persona. Si cada vez que la ves, se te hace un nudo en la garganta, si quieres la felicidad de alguien por encima de la tuya propia, o si sus locuras te hacen sonreír y darías lo que fuera por pasar un rato más con ella o el, sientes algo por la persona. Y que no te hagan pensar que está mal o es una enfermedad. Oí algo como 'la homosexualidad existe en más de 150 especies. La homofobia sólo en una.'
Da a pensar quién es el enfermo aquí, ¿no?

Que la gente busque pareja en alguien de su mismo sexo debería estar igual de bien visto como una pareja formada por un hombre y una mujer.
La gente tiene que aprender a respetar, ya que el amor es el mismo para todos los tipos de pareja y si esa persona te hace feliz, que no te importe lo que digan los demás.
Si quieren criticarte , adelante porque, cuando maduren, se darán cuenta de que han malgastado su tiempo intentando herir a una persona que se acepta como es y ahora está realmente feliz con alguien a su lado.


                                                 
                                                                                                                   -Belén

martes, 12 de marzo de 2013

El puzzle


¿Sabes esa pieza del puzzle que pierdes nada más abrir la caja? Cae debajo de una mesa, quizás de un sofá, quizás sea aspirada por alguna malvada máquina aspiradora y se pierda para siempre, quizás una ráfaga de viento se la lleva y la pierdes de vista. De todas formas, comienzas a montar el resto del puzzle, pensando que por una sóla pieza no va a pasar nada. Pero pasa, y te das cuenta de esto sólo cuando lo tienes acabado. O todo lo acabado que puedes tenerlo con una pieza menos.
Durante un tiempo tratas de hacer como si nada, de ignorar ese hueco relleno tan solo de aire. Sigues adelante sin darle ninguna importancia, incluso consigues ignorar que te falta algo. A veces encuentras piezas que se parecen a la que perdiste, solo que son un poco más grandes, un poco más pequeñas o sus bordes tienen una forma ligeramente distinta. aun así, intentas colocarlas, haciendo presión sobre los bordes de tu puzzle, y las dejas hasta que el resto de piezas ceden y la que no cuadra sale disparada. Entonces te toca recolocarte un poco y tratar con cuidado a las piezas que se encontraban más cercanas a la intrusa, que pueden llegar a estar incluso un poco rotas, dañadas y nada felices.
Y después de cada intento fallido sigues, con un poco más de miedo que antes, miedo a no encontrar eso que sabes que te completaría, miedo a que sigas confindiéndote y haciéndote daño, y dándote cuenta de que la pieza que te falta es esencial para que todo cobre sentido.

Pero entonces la encuentras. Cuando menos te lo esperas, cuando lo dabas todo por perdido, cuando estás dispuesto a seguir sin ella y a no tratar más de sustituirla. Sabes donde está, la has localizado y necesitas llegar hasta ella y conseguirla a toda costa, no te importa lo que tengas que andar o desandar, ni los sacrificios que tengas que hacer. Sabes que es tu pieza perdida y la necesitas. Y cuando al fin la consigues y la colocas en su lugar, en aquel espacio vacío, es como si las piezas fueran engranajes y el puzle cobrase vida y sentido, un sentido nuevo, el que siempre buscaste y creías que no llegarías a encontrar. Por fin puedes decir que te sientes completo, lleno, y por supuesto, más feliz.
Ya no necesitas seguir buscando, porque tienes contigo todo lo que te hacía falta, porque eres tú, al cien por cien, porque estás entero y libre.


Y ¿sabes? Yo he encontrado esa pieza, y eres tú.



~ Teresa

martes, 19 de febrero de 2013

Luz


Hagamos por un momento como si cada uno de nosotros fuera una estrella, con luz propia. Imaginemos que hubiera una lado nuestro que sólo ven algunos y lo mismo psaría con nuestro "otro lado". Y ahora, pensemos, ¿qué pasaría si los demás fuesen satélites que reflejasen nuestra luz? Como la luna, que no tiene luz propia, sino que brilla gracias a la luz del Sol. Supongamos que nosotros somos el Sol y el resto, lunas, que absorben esa luz que desprendemos, y dependiendo del modo en que nuestros rayos incidan sobre ellos, veríamos unas u otras cosas, aspectos distintos de su personalidad y de sus vidas, y lo mismo les sucedería a ellos, a su vez soles, con nosotros.
Puede que del párrafo anterior no hayáis comprendido nada en absoluto. Voy a intentar explicarlo con un ejemplo. Supongamos ahora que te enamoras. ¿No verías entonces de esa persona un lado que los otros no ven? Como las distintas caras de la luna. ¿No se refleja ahora tu luz sobre cosas que antes no veías o no entendías? De algún modo, estás cegando zonas de ti, por eso que dicen de que el amor es ciego, pero a su vez, ves brillar otras muchas de las que no eras casi ni consciente. Entiendes poemas y canciones. Tu luz cambia y te hace brillar hacia los demás de una forma distinta también, porque tu brillo se alimenta de todo aquello que te rodea, como que la luz que reflejas sobre los satélites vuelve a ti con más fuerza. ¿No es bonito creer que nos alimentamos de la luz de los demás, de esos aspectos positivos que hacen que brillen, para producir nuestra luz con más intensidad?
Así que, no dejes que tu luz se apague. Todos necesitan de tu brillo para seguir, para no dejarse atrapar por la oscuridad. Aumenta tu brillo y el de los demás aumentará contigo.



~ Teresa


sábado, 19 de enero de 2013

Música. Insustituible.

Tercer intento de escribir ésta entrada. Nunca acabo satisfecha con lo que pongo. Nada me parece lo suficientemente interesante como para mencionarlo. He optado por hablar de algo que a todos, en algún momento u otro, nos habrá ayudado mucho.
La música.
Últimamente estoy conociendo muchas canciones y grupos nuevos, dejándome influir por el gusto musical de algunas personas a las que conozco y merece la pena.
En momentos malos y momentos buenos. Siempre está ahí. Creo que muy pocas cosas pueden compararse con acabar un día escuchando tus canciones favoritas, tumbada en la cama con los ojos cerrados. Sintiendo las canciones. Dejando que la música te rodee.
Cada canción te aporta algo. Te identifica de alguna forma y permite que imagines una historia que encaje con ésa canción, una historia que te gustaría que te pasara, o simplemente, una historia que te parezca bonita. Por eso me gusta la música, por la libertad que nos da.
Soy de ésas personas a las que si le quitas la música, su humor cambia por completo.
Tengo unos mil grupos favoritos, canciones en mi MP4 hasta aburrirse, y una historia que contar de cada una. Tal vez algún día os diga el por qué me gustan.
¿Y a vosotros? ¿Cual es el motivo por el que os gusta la música?

                                          Os escribía la entrada escuchando ésta canción ;)

     
 -Belén-

martes, 15 de enero de 2013

"Al final, el amor que recibes es igual al amor que has dado"

Vale, puede que no sea la persona más lista del mundo, ni la más brillante, ni mucho menos la más guapa. De hecho, estoy segura de que si soy alguna de esas cosas, es en una medida tan minúscula que no destaco por ello. Puede que las cosas que sepa sean absolutamente inútiles y que las importantes siempre se me olviden (menos los cumpleaños. Minipunto.) Sé que me paso los días riéndome de todo y cantando para rellenar silencios incómodos y no hay mañana que no acabe con las manos llenas de boli y rotulador, porque soy incapaz de prestar atención en clase durante más de veinte minutos. Tampoco me es posible dar más de diez pasos sin tropezar, y todo lo que aterriza en mis manos se estampa misteriosamente con el suelo a los pocos segundos. Soy caprichosa y quejica, no soporto el frío ni el calor y odio la mayoría de frutas que existen (¿Paraguayo? ¿Cómo puede llamarse así una fruta y pretender que la tomen en serio?) La puntualidad no es mi fuerte, ni la paciencia, ni tampoco la delicadeza. Cada vez que tengo dinero, me lo gasto pensando en vivir el presente, porque no tengo visión de futuro y estoy totalmente incapacitada para ahorrar. Pero si hay algo de lo que estoy segura es de que soy capaz de darlo todo por las personas que me importan y nunca me va a faltar una sonrisa para ellos. Me van a tener cuando me necesiten, decir la verdad y cumplir mis promesas son de las poquitas cosas que se me dan bien. Si tengo que caer por ellos, si tengo que remover cielo y tierra para ayudarles, lo haré, con tal de que su sonrisa no desaparezca de sus rostros. Porque, y esto también lo sé con toda seguridad, mi felicidad depende de la suya.





~ Teresa